La vuelta de las reglas fiscales de la UE amenaza la intención de Sánchez
En las últimas dos semanas, dos grandes espadas de los socialdemócratas europeos han visitado La Moncloa. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha recibido en el complejo presidencial al nuevo canciller de Alemania, Olaf Scholz, y a la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin. Sánchez trata así de fortalecer la relación entre los socialdemócratas europeos y hacerse fuerte en esa entente, pero uno de los debates pendientes en la Unión, el cómo recuperar las reglas fiscales suspendidas por la crisis del coronavirus, amenaza con torpedear esa misión.
Y es que, tanto el alemán como la finlandesa se mostraron férreos en la necesidad de recuperarlas tal y como estaban, frente a la postura del presidente español, que opta por modificarlas. También, por no abrir un debate que divida a la Unión en diferentes frentes, como ya ha pasado con anterioridad.
Cabe recordar que la Unión lleva alrededor de cinco lustros con las mismas reglas fiscales, un tiempo en el que el continente ha sufrido dos grandes crisis económicas. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento fue aprobado en 1997 por los Estados miembros, que acordaron que la deuda pública no pudiese exceder del 60% del PIB de cada país. El déficit público tampoco puede superar el 3%. Eso sí, es pírrico el número de países que las han cumplido en los últimos años. En lo que respecta al equilibrio presupuestario, apenas lo han hecho Alemania, Italia y Francia entre 2011 y 2019 (y no todos los años).
Estas reglas quedaron suspensas en 2020 con la llegada de la pandemia, una decisión que todavía se mantiene. En marzo del pasado año, la Comisión Europea anunció que se iba a sostener la "barra libre" para los Estados miembros también durante este año. "Hay esperanza en el horizonte de la economía de la UE, pero la pandemia continúa afectando a los medios de subsistencia de la población y a la economía en general", aseguró el vicepresidente de la Comisión, Vladis Dombrovskis.
También lo afirmó el comisario de Economía, Paolo Gentiloni: "Está claro que en 2022 el apoyo fiscal aún será necesario: mejor errar por hacer demasiado que por hacer muy poco". No obstante, también le pusieron fecha de fin a esta medida: 2023. "Sobre la base de las indicaciones actuales, la cláusula general de salvaguardia permanecería activa en 2022 y se desactivaría en 2023", dijo Dombrovskis.
Así, conforme el tiempo avanza, el debate sobre si se han de recuperar tal cual o si se han de modificar cobra más fuerza. Es más, la propia UE es quien ha retomado el dilema. El pasado octubre publicó un documento en el que analizaba la situación económica de la Unión tras la crisis del Covid, extrayendo las "lecciones" pero sin hacer propuestas concretas, que se espera que lleguen bien entrado el año. Y es que la Comisión quiere que los países se pongan de acuerdo sobre qué hacer, aunque ya señaló que, pese al aumento importante de la deuda y el déficit, la UE tenía desafíos más urgentes, como la lucha contra el cambio climático o la digitalización.
Para la Comisión, esto significa que habrá que perseguir una reducción gradual de los ratios de deuda pública que "no mate el crecimiento", según explicaron entonces fuentes comunitarias a la agencia EFE. La discusión, apuntaron, no versará sobre si es necesario rebajar la deuda, que de media roza el 93%, sino sobre "el ritmo" al que se hará.
Y en ese debate sobrevuela ya la amenaza de un choque entre los países del norte y los del sur, a pesar de que estén dirigidos en algunos casos por la misma familia política. Sin ir más lejos, Scholz hizo una férrea defensa de las reglas fiscales previas en la escalinata de La Moncloa. Pese a las grandes coincidencias programáticas (en relación a la transición ecológica o a una Unión Europea más fuerte), el canciller quiso dejar claro que estaban en desacuerdo sobre cómo se debían volver a activar las reglas fiscales. Según aseguró, ese Pacto de Estabilidad "ha dado el marco necesario para el fondo de recuperación", por lo que definió como "importante" que Europa "camine de la mano sobre la base del Pacto de Estabilidad, que nos ayudará en el futuro a hacer lo correcto". Es decir, que las reglas para contener el déficit y la deuda vuelvan sin cambios.
Esta postura también la mantuvo Marin una semana después, cuando le tocó a ella visitar La Moncloa. Aunque señaló que todavía no había hablado con Sánchez de las reglas fiscales (fue uno de los asuntos que trataron tras celebrar la rueda de prensa), sí criticó abiertamente el Fondo Social europeo con el que se financian los fondos de recuperación y resiliencia, de los que a España le corresponden 140.000 millones. "Somos bastante críticos con la propuesta, porque Finlandia no quiere este tipo de iniciativa, porque tenemos nuestro propio modelo de estado de bienestar nórdico, que queremos mantener en el futuro", argumentó. Su país, además, fue uno de los que firmó en septiembre, junto a Austria, Países Bajos, Suecia, Dinamarca, República Checa, Eslovaquia y Letonia, una carta en la que se oponían a una reforma de calado del Pacto de Estabilidad.
Mientras tanto, Sánchez defendió ante los dos dichas modificaciones. "Las reglas fiscales son demasiado complejas, difícilmente cumplibles en el contexto de pandemia, y por tanto consideramos que es importante reformarlas teniendo en cuenta dos grandes consideraciones: que tenemos que dar respuesta al cambio climático y también a la transformación digital", declaró. Eso sí, vista la posible pugna, cuando compareció junto a la primera ministra finlandesa quiso ser más conciliador. Entonces pidió a los socios de la UE no formar bloques que dividan aún más a los Estados miembros: "Es importante no repetir errores del pasado, como en la anterior crisis financiera, y que no se creen bloques en esos debates", añadió.